Ligamento cruzado anterior (LCA)

El ligamento cruzado anterior une el fémur con la tibia y tiene un papel fundamental en la estabilidad impidiendo el desplazamiento anterior y rotacional de la tibia.
El ligamento cruzado anterior (LCA), es el ligamento que se lesiona con más frecuencia en la rodilla.

Para que se produzca una lesión del ligamento cruzado anterior, es necesario que previamente haya existido un traumatismo indirecto de cierta energía.

En el momento de la lesión, el dolor y la deformidad por derrame articular son constantes. Pasados algunos días, cuando el dolor cede, el paciente suele retornar a su actividad no deportiva habitual. Sin embargo cuando intenta hacer alguna actividad deportiva que requiera rotaciones con el pie fijo, manifiesta inestabilidad articular o “fallos” que le impiden seguir.

El diagnóstico es fundamentalmente exploratorio y la RNM nos sirve para confirmar las lesiones y descartar otras patologías acompañantes.

El tratamiento aconsejado dependerá, de la edad del paciente y de la actividad que éste desarrolla. En muchos casos, la cirugía mediante ligamentoplastia por artroscopia es la solución al problema.

El tratamiento quirúrgico consiste en reconstruir el LCA utilizando un injerto (un tendón) que se introduce a través de túneles, realizados en el fémur y en la tibia, en las zonas de inserción del LCA, con el objetivo de eliminar la inestabilidad.

Nosotros utilizamos Técnica All Inside (todo dentro), que nos permite tener que sacar solo un tendón isquiotibiales, ajustar al máximo la tensión y situarlo en los puntos correctos. Esta técnica es especialmente importante en la intervención en jóvenes menores de 16 años, con los cartílagos de crecimiento aún abiertos, para no lesionarles en la cirugía.

La técnica de ligamentoplastia del LCA ha experimentado una evolución tendiente a la reconstrucción lo más fiel posible a la anatomía original, merced a un mejor conocimiento de su función.
La técnica All-Inside anatómica es mejor para el paciente, para la estabilidad anteroposterior y es más eficaz para proporcionar estabilidad rotatoria, lo que se traduce en una tasa de recuperación más alta del nivel de actividad deportiva previo.