Artroscopia de tobillo

La artroscopia de tobillo es la técnica quirúrgica con la que tratamos lesiones dentro del tobillo sin tener que abrir ni la piel ni dañar los ligamentos del tobillo para acceder a su interior. Entramos en la articulación del tobillo con una mínima cámara, lo que hace que la agresión a los tejidos alrededor del tobillo sea mínima y la recuperación muy rápida.

Esta técnica quirúrgica, nos permite ver el cartílago del astrágalo, de la tibia y el peroné, pudiendo palparlo y someterlo a pruebas de estrés para ver la estabilidad y el pronóstico de lesiones como la osteocondritis de astrágalo. Desde el punto de vista diagnóstico supera a pruebas como la resonancia magnética teniendo además la capacidad de tratar las lesiones que encontramos. Además del cartílago del tobillo, con la artroscopia podemos ver y tratar cuerpos libres, lesiones ligamentosas y estudiar la cinemática del tobillo en directo en los casos de impingement o choque del tobillo, típicos de deportistas.

Se trata de una de las causas más frecuentes de dolor en el tobillo. Habitualmente asientan en la zona medial del astrágalo y se producen a consecuencia de traumatismo en supinación del tobillo (con ocasión de una lesión del ligamento lateral externo del mismo).
Es frecuente el dolor y las crepitaciones articulares en la cara interna del tobillo.

Cuando los estudios complementarios demuestran signos de inestabilidad de la lesión, el tratamiento por artroscopia es una buena indicación. Técnicamente se legra el lecho de la lesión y se intenta reinsertar el fragmento osteocondral. De no ser posible o en los casos en los que dicho fragmento se ha desprendido, solemos llevar a cabo microfracturas en el lecho lesional para conseguir un fibrocartílago de reparación.

Es el síndrome caracterizado por un dolor crónico en la cara antero-lateral del tobillo, que suele desencadenarse en los casos de esguinces de repetición del ligamento lateral externo del mismo.
Aunque en algún caso la RNM del tobillo nos ayuda al diagnóstico, la exploración clínica suele ser suficientemente sugestiva.
Cuando el tratamiento conservador no es efectivo, la cirugía mediante artroscopia logra detectar el tejido fibroso causante del dolor y extirparlo, siendo el pronóstico muy bueno.

Cuando se produce un crecimiento anómalo del borde anterior de la epífisis distal de la tibia o existe un tejido sinovial aumentado de tamaño en dicha zona, se produce un conflicto de espacio en los movimientos de flexión dorsal del tobillo.
En esta situación el paciente refiere dolor anterior de tobillo e incluso limitación de la flexión dorsal del mismo.

La cirugía mediante artroscopia nos permite resecar el tejido causante del “choque” anómalo entre la parte anterior de la tibia y el cuello del astrágalo.

Al igual que en el caso del impingement anterior, en el impingement posterior del tobillo se produce un conflicto de espacio entre la cola del astrágalo y la cara posterior del astrágalo.

Algunas lesiones osteocondrales del astrágalo pueden originar cuerpos libres que, en ciertas ocasiones, quedan impactados en la interlínea articular tibio-astragalina, provocando dolor y bloqueos articulares.

Otra posible causa son ciertas patologías del tejido sinovial, como por ejemplo la condromatosis.

A la exploración clínica, solemos añadir estudios radiológicos (Rx y RNM), que nos permiten confirmar el diagnóstico.

Mediante la artroscopia, extraemos los cuerpos libres y actuamos sobre la causa de los mismos (tratamiento de la lesión cartilaginosa, biopsia del tejido sinovial,…).

La artrosis del tobillo es poco frecuente. Sin embargo, ciertas lesiones osteocondrales o patologías como la necrosis avascular del astrágalo, pueden ocasionarla.

El dolor y la limitación de la movilidad del tobillo son habituales.

Cuando los pacientes son jóvenes y activos, una de la técnicas quirúrgicas utilizadas es la artrodesis tibio-astragalina artroscópica. Mediante la artroscopia, extirpamos el cartílago residual en el astrágalo y la tibia, fijando dicha articulación con tornillos percutáneos (a través de pequeñas incisiones).

La artrosis sub-astragalina suele producirse a consecuencia de fracturas de astrágalo o de calcáneo (estas más frecuentemente), que afectan a la articulación sub-astragalina. Ciertas situaciones de inestabilidad crónica de la articulación astrágalo-calcánea, puede igualmente producirla.

El abordaje artroscópico de esta patología permite realizar una artrodesis de la misma sin agresión de las partes blandas y, por lo tanto, con mejor post-operatorio y mejor resultado funcional.

La articulación sub-astragalina está dotada de un tejido sinovial y de un sistema ligamentoso importantes.

Cuando el tejido sinovial se inflama provoca dolor en la cara lateral del tobillo, que aumenta con los movimientos de pronación forzada del pie: es el denominada síndrome del seno del tarso.
El tratamiento conservador mediante anti-inflamatorios, inmovilización o infiltraciones con corticoide suele ser efectivo. Sin embargo, existe un porcentaje de casos en los que este tratamiento no es efectivo.

La artroscopia de la articulación sub-astragalina nos permite realizar una sinovectomía y descartar lesiones osteocondrales que puedan haber pasado desapercibidas a la RNM.

Los tendones peroneos y tibial posterior pueden sufrir afecciones inflamatorias de su vaina sinovial provocando las denominadas tenosinovitis.

Aunque en la mayoría de los casos se deben a microtraumatismos repetidos, en otras ocasiones son secundarias a reumatismos.

En cualquiera de los casos, la artroscopia nos permite realizar una exploración del compartimento tendinoso: es la denominada tenoscopia. Además de su indicación terapéutica, la toma de muestras de tejido sinovial para estudio anatomo-patológico nos ayuda a poder confirmar la posible etiología reumatológica de una tenosinovitis.