Cirugía percutánea del pie

La cirugía percutánea del pie se trata de una técnica a través de la piel, con mínimas incisiones pero con una extensión de gestos quirúrgicos muy amplia. Se pueden cortar huesos y tendones, rebajar exostosis (protrusiones de hueso) y corregir la dirección y el apoyo de los huesos del pie. El control de los instrumentos y su acción sobre el hueso puede comprobarse con las imágenes obtenidas a través de un aparato de baja radiación como es el fluoroscopio. Se realiza bajo anestesia local y las incisiones son tan pequeñas, que en ocasiones ni tan siquiera se llegan a suturar. El paciente permanece despierto y al terminar la operación puede volver a su domicilio caminando, con un apoyo inmediato en el suelo

La técnica de la Cirugía Percutánea y las indicaciones que inicialmente se reducían a la cirugía del Hallux Valgus se pudieron extender, con unas aplicaciones que hoy día abarcan prácticamente todas las deformidades del antepié y muchas del retropié.

Es la denominación ortopédica que recibe el famoso juanete. Se caracteriza por una protrusión interna de la exóstosis de la cabeza del primer metatarsiano asociada a una báscula externa del dedo gordo.

Las causas por las que se produce son varias: el factor hereditario ocupa un papel fundamental (es habitual que se herede de madres a hijas), el calzado de punta y con tacón lo favorece y ciertas anatomías del pie también contribuyen a esta patología.

En la mayoría de los casos el tratamiento elegido es la cirugía percutánea del pie. Esta técnica emplea pequeños orificios en la piel por los que introducimos unas fresas especiales mediante las cuales realizamos los cortes u osteotomías necesarios para corregir las deformidades.

Esta técnica quirúrgica se realiza mediante anestesia loco-regional del pie desde el tobillo.

El post-operatorio habitualmente no es apenas doloroso y el paciente regresa a su domicilio el mismo día de la intervención apoyando el pie intervenido con un calzado ortopédico especial.

La artrosis de la primera articulación metatarso-falángica es una fuente frecuente de dolor en el dorso de dicha articulación, que se acompaña de disminución de la movilidad en extensión de la misma.

En esta situación, la deambulación se hace difícil.

El estudio radiológico simple permite clasificar esta patología en 4 estadios, de menos a más según lo avanzado del proceso.

En los estadios 0 y 1 recomendamos un tratamiento ortopédico con plantillas o infiltraciones articulares con ácido hialurónico. El estadio 1 que no mejora con estos procedimientos, se beneficia de la cirugía percutánea. Los estadios 2 y 3 requieren tratamientos quirúrgicos que dependerán básicamente de la edad y del grado de actividad de cada paciente (artroplastia de resección de la base de la primera falange, artrodesis o prótesis).

Es la inclinación interna excesiva del primer metatarsiano. Contribuye de manera clara a la formación del hallux valgus, por lo que cuando comprobamos este extremo en la radiografía pre-operatoria del pie, corregimos esta deformidad en la misma intervención quirúrgica.
Es el dolor en la planta del antepié en relación con las cabezas de los metatarsianos.
En la mayoría de los casos, se asocia a la presencia de hiperqueratosis o callos en dicha localización. Muchas veces acompaña al hallux valgus e incluso a ciertas deformidades de los dedos del pie.

Una vez diagnosticada la causa de la metatarsalgia (neuroma de Morton, insuficiencia del tendón del tibial posterior, tendón de Aquiles corto, fórmula metatarsal índex minus, …), podemos establecer el tratamiento idóneo. Este puede ir desde unas plantillas ortopédicas con apoyo retrocapital hasta la cirugía.

Cuando la causa de la metatarsalgia es ósea y no existe mejoría con los métodos conservadores, planteamos un tratamiento quirúrgico que puede ser percutáneo o mediante cirugía abierta.

Los dedos de los pies pueden adoptar posiciones anómalas que impliquen dolor por roce continuo con el calzado cerrado. Así distinguimos varias deformidades: dedo en garra, dedo en martillo, clinodactilia (desviación lateral del dedo).

Estas alteraciones de los dedos suelen acompañar al juanete o a la metatarsalgia y su corrección se realiza a la vez y habitualmente utilizando la cirugía percutánea.

El caso del quinto dedo supraducto es diferente puesto que su corrección quirúrgica, independientemente de la técnica utilizada, se acompaña de una tasa de recidiva (vuelve a aparecer) importante.