Artroscopia muñeca y mano
La artroscopia es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo, caracterizada por la introducción, mediante pequeñas incisiones, de una cámara (artroscopio) que permite visualizar la totalidad de la articulación de manera completa en un monitor de televisión.
Actualmente, con la ayuda de la artroscopia podemos diagnosticar y tratar un gran número de patologías sin la necesidad de tener que abrir completamente la articulación. Como las incisiones que se realizan son pequeñas, la lesión de los tejidos es mucho menor que con la cirugía abierta convencional, con lo cual generalmente el dolor, la inflamación y la rigidez son menores.
Puede lesionarse tras un traumatismo o por degeneración. La localización de estas lesiones puede variar, viéndose afectado a lo largo de su estructura o en la inserción del mismo en la apófisis estiloides del cúbito (en este caso hablamos de desinserción).
La artroscopia de muñeca nos permite ver y explorar con exactitud estas lesiones y, al mismo tiempo, tratarlas (desbridándolas o regularizándolas en las lesiones degenerativas y reinsertándolas en las desinserciones).
Técnicamente la artroscopia nos permite extirpar el tejido sinovial en exceso y reparar el fibrocartílago triangular en caso de que esté dañado. Si consideramos que el cúbito es más lago de lo deseable, solemos añadir una osteotomía de acortamiento del mismo.
Cuando se lesionan parcialmente, el paciente puede referir crepitaciones o chasquidos articulares y sensación de menor fuerza en algún movimiento de la mano. Es habitual que haya existido un antecedente traumático.
La técnica por artroscopia permite detectar la lesión y tratarla mediante retracción del esto íntegro del ligamento (utilizando terminales artroscópicos especiales).
Los síntomas más frecuentes son los ruidos articulares al flexionar o extender la muñeca, el dolor en la zona afectada y la inflamación.
Artroscópicamente diagnosticamos la lesión (situación y grado de la misma) y actuamos sobre ella.
El pronóstico de estas lesiones condrales depende del área afectada y del grado de las mismas.
Suele manifestarse con disminución de la movilidad y dolor de mayor o menor intensidad en la muñeca.
Los factores que pueden desencadenarla son los traumatismos, las intervenciones quirúrgicas o las inmovilizaciones prolongadas. Sin embargo, la predisposición genética juega un papel relevante en esta patología.
Aunque la artroscopia es un método de tratamiento adecuado, el paciente debe de conocer que existen posibilidades de recaída porque las adherencias articulares pueden reproducirse.
Cuando se producen fracturas en esta zona, la artroscopia permite observar las irregularidades y ayuda a reducirlas antes de proceder a la fijación ósea.
Aunque las indicaciones de la artroscopia en estas fracturas son limitadas, su empleo en las fracturas del polo proximal del escafoides o en las osteosíntesis percutáneas (tornillo colocado a través de la piel sin abordajes importantes) del mismo, mejora la precisión del tratamiento. Además, nos ayuda a descartar lesiones asociadas del ligamento escafo-semilunar.
Es más habitual la localización dorsal, aunque en algunos casos aparecen en la cara palmar de la muñeca en el denominado “canal del pulso”.
La resección artroscópica del quiste es el tratamiento de elección, a pesar de que el paciente debe de conocer que existe una tasa de recidiva (puede volver a aparecer) de hasta un 10% de los casos.
Clínicamente destaca el dolor y la deformidad en la base del pulgar. En sus estadios más avanzados, la disminución de la apertura de la primera comisura de la mano es habitual.
En sus fases más precoces, el tratamiento artroscópico ayuda a mejorar el dolor. En cualquier caso, el paciente debe de modificar los movimientos y hábitos que se conocen como desencadenantes de la enfermedad.
La biopsia del tejido sinovial patológico suele realizarse mediante artroscopia, disminuyendo así la agresión sobre las articulaciones.