Prótesis de hombro
A partir de los 50 años, el cartílago que cubre los hueso de la articulación del hombro, puede comenzar a desgastarse, tal y como ocurre en la rodilla o la cadera. Suele comenzar con dolor sordo en el hombro después de actividades, por la noche y pueden aparecer chasquidos y pérdida de movilidad según avanza la artrosis.
Al no ser una articulación de carga como la rodilla o la cadera, la artrosis en el hombro suele tolerase mejor. El tratamiento es inicialmente conservador con analgésicos, antiinflamatorios, rehabilitación y ejercicios. Si persiste el dolor, en algunos pacientes en fase no avanzada podemos realizar una “artroscopia de limpieza”. Finalmente tenemos la opción de la prótesis de hombro. Es importante realizar un buen estudio de imagen del hombro con Resonancia o TAC para saber cómo está el hombro, el hueso y los tendones. Según el paciente, el desgaste del hombro, si hay o no rotura de los tendones del manguito de los rotadores,… se pueden colocar una prótesis anatómica o bien una prótesis inversa de hombro.
Nuevamente, planificaremos y haremos una cirugía a la carta para cada paciente.
Las prótesis anatómica son como el hombro “normal” y para funcionar bien requieren una buena calidad de los tendones del manguito de los rotadores. Cuando además de la artrosis hay una afectación del manguito de los rotadores, utilizamos una prótesis inversa de hombro, que tiene un diseño biomecánico que permite que el hombro funcione sin tendones del manguito de los rotadores.
Como todas las cirugías protésicas, la colocación de una prótesis de hombro tiene unos riesgos que se explican previamente a la cirugía. Pero en la mayoría de los casos, los pacientes notan una clara mejoría en su calidad de vida, con una mejora de la movilidad y la función del hombro y sobre todo una disminución del dolor. Siempre que la prótesis esté bien indicada y colocada.