Traumatología de hombro

El hombro es la articulación formada por la cabeza humeral y la cavidad glenoidea escapular. Forma parte de la llamada cintura escapular de la que también forman parte la articulación acromioclavicular y la esternoclavicular.

Además de las estructuras óseas recubiertas por cartílago, en el hombro juegan un papel fundamental la cápsula y los ligamentos glenohumerales, gracias a ellos el hombro es la articulación del cuerpo con mayor movilidad, pero además es una articulación estable, cuando estas estructuras se dañan se compromete la estabilidad del hombro, esto se asocia a problemas de inestabilidad como son las luxaciones de hombro. Recubriendo estas estructuras tenemos un conjunto de músculos y tendones cuya función es la de mover estas articulaciones a la vez que ayudan a la estabilidad global del hombro. Entre estos últimos juega un papel fundamental el manguito rotador, formado por cuatro músculos cuya función es la de mover el hombro con eficacia.

Además de estas estructuras también juega un papel importante unas estructuras serosas denominadas bursas, protegen al manguito rotador del roce con estructuras óseas que se produce cuando movemos el hombro en los distintos ejes del espacio.

Aunque cualquier deportista puede lesionarse el hombro (un jugador de fútbol puede tener una luxación de hombro por una caída, por ejemplo), son los deportes que requieren el uso del brazo los que más frecuentemente producen lesiones en el hombro, sobre todo aquellos en los que se utiliza el brazo por encima de la cabeza. Por ejemplo el tenis, pádel, pelota valenciana, frontón, béisbol, rugby, voleibol, balonmano, crossfit, pesas, artes marciales, natación, etc.

Tendremos las lesiones que se produzcan por un traumatismo fuerte, como una caída o un golpe fuerte y que produzcan alguna lesión en el hombro: luxación, rotura del labrum, lesión SLAP, lesión del bíceps, lesión del manguito.

Y por otro lado tendremos las lesiones que se producen por “microtraumatismos” repetidos muchas veces (los lanzamientos en el béisbol, los golpeos en la pelota valenciana o el ténis, los levantamientos en el crossfit o las brazadas en la natación). Pueden ser lesiones del labrum, microinestabilidad, lesiones SLAP, distensiones o contracturas capsulares, lesiones del bíceps o lesiones del manguito de los rotadores.

En cualquier caso requieren una valoración clínica del paciente, con una entrevista detallada, una exploración clínica y alguna prueba de imagen (ecografía o Resonancia Magnética generalmente). Muchas de estas patologías se trataran con ejercicios específicos, reorientación deportiva, períodos de reposo, potenciación de estabilizadores escapulares. En otras ocasiones pueden estar indicadas las infiltraciones. Y en algunos pacientes está indicado el tratamiento quirúrgico para el tratamiento de su lesión.

En todos los casos, estudiaremos a cada paciente y sus circunstancias y buscaremos el mejor tratamiento (quirúrgico o no) para la vuelta a su actividad deportiva en el menor tiempo y con las mayores garantías posibles.

Las fracturas de clavícula son frecuentes tras caídas de bicicleta, moto, corriendo, caminando o accidentes de coche. Cuando las fracturas están poco desplazadas, se puede optar por un tratamiento conservador, inmovilizando el hombro con un cabestrillo (no usamos la inmovilización en 8). Si la fractura está desplazada o acortada, hemos comprobado que el tratamiento quirúrgico y la fijación de la fractura con una placa atornillada ofrece mejores resultados, con una mayor probabilidad de curación de la fracturas, menores riesgos (no ausentes) y una recuperación mucho más rápida.
Cuando las fracturas de clavícula no cicatrizan, sea cual sea el tratamiento que hayan llevado, nos enfrentamos a una seudoartrosis de la clavícula. Esto puede producir dolor, discomfort y pérdida de función en el hombro. El tratamiento de la seudoartrosis es quirúrgico.

Si una fractura de clavícula no ha unido pasados unos 9 meses, tendremos que operar al paciente para solucionar su problema. En muchas ocasiones además de fijar la fractura no curada con placa y tornillos tendremos que añadir injerto de hueso de la cresta ilíaca (zona de la cadera) del propio paciente.

El manguito de los rotadores está formado por los tendones de 4 músculos (subescapular, supraespinoso, infraespinoso y redondo menor). Están debajo del deltoides y son fundamentales para la movilidad, fuerza y función del hombro.

La causa más frecuente de dolor de hombro es la enfermedad del manguito de los rotadores, su desgaste, lo que conocemos como tendinosis. Si el manguito rotador se desgasta lo suficiente, puede producirse lo que llamamos una rotura parcial del manguito rotador. Las roturas parciales pueden ser de la parte superior del manguito (se llaman roturas bursales) o de la parte inferior (se llaman roturas articulares).

Las roturas parciales pueden evolucionar a roturas completas e ir aumentando de tamaño. Esto no pasa de un día para otro, pero hay que tenerlo en cuenta y revisar la evolución de ese hombro con el tiempo.

Estas roturas parciales son muy frecuentes, incluso en pacientes sin dolor de hombro, forma parte del proceso de envejecimiento.

Pero hay pacientes que sí tienen dolor y debilidad en el hombro con roturas parciales del manguito de los rotadores.

Para diagnosticar una rotura parcial del manguito nos hace falta una ecografía, una Resonancia Magnética o un TAC con contraste.

El tratamiento de las roturas parciales cuando producen dolor y debilidad es inicialmente no quirúrgico, con una buena rehabilitación y ejercicios. En algunas ocasiones se pueden valorar las infiltraciones con corticoides o con factores de crecimiento plaquetario.

Cuando estos tratamientos fallan y el paciente sigue con dolor y debilidad o pérdida de la movilidad, estaría indicado el tratamiento quirúrgico: reparación artroscópica de la rotura parcial del tendón, utilizando anclajes (implantes) para devolver el tendón a su inserción en el hueso. Según cúanto tendón siga sano, haremos una reparación sólo de la parte rota del tendón o bien completaremos la rotura y haremos una reparación completa del tendón.
En ambos casos el paciente requerirá una rehabilitación tras la cuál podemos esperar una muy buena recuperación en la mayoría de los pacientes.

La tendinitis calcificante de hombro es la inflamación y el depósito de calcio en el interior del tendón del manguito de los rotadores del hombro. Puede causar un dolor de hombro muy severo.

La mejor prueba para diagnosticarla es la radiografía simple. También la ecografía y la Resonancia Magnética Nuclear son muy útiles. El tratamiento inicial no es quirúrgico. Existen opciones como la punción ecoguiada de la calcificación o la rehabilitación con ondas de choque que suelen ser muy efectivas y mejoran los dolores del paciente.

Cuando los métodos no quirúrgicos no funcionan y el paciente sigue con dolor, estaría indicado el tratamiento quirúrgico: con una artroscopia de hombro, se localiza y se extrae la calcificación en medio del tendón del manguito de los rotadores. Si tras extraer la calcificación existe un defecto del tendón o el tendón está “enfermo”, será necesario reparar ese tendón. Si tras extraer la calcificación no existe defecto en el tendón y está sano, no hace falta reparar el tendón, y la recuperación es más rápida y sencilla. Si es necesario o no reparar el tendón tras extraer la calcificación, es algo que se decide en el momento de la cirugía artroscópica, cuando podemos examinar el tendón directamente.

El hombro congelado o «capsulitis adhesiva», es una enfermedad que se caracteriza por rigidez y dolor en la articulación del hombro. La cápsula (la bolsa que envuelve al hombro) se estrecha y se engruesa y limita la movilidad del hombro y produce dolor. El paciente tiene dolor con el uso del hombro y va perdiendo movilidad y cada vez es más difícil usar el hombro. El dolor puede ser peor por la noche y dificultar el sueño.

Generalmente es una enfermedad autorresolutiva, es decir, los signos y síntomas comienzan de forma gradual, empeoran con el tiempo y luego se resuelven, normalmente en un plazo de 6 meses a un año (a veces incluso más).

Es una enfermedad más frecuente en diabéticos, afectaciones del tiroides, fumadores, tras una situación de estrés, si el paciente se está recuperando de una enfermedad o procedimiento médido que le impide mover el brazo, como una fractura, una mastectomía o un infarto cerebral.

Aunque la mayoría de las veces no existe una causa concreta por la que aparece el hombro congelado.

El tratamiento de la capsulitis adhesiva comprende rehabilitación con ejercicios de amplitud de movimiento, medicamentos anfiinflamatorios y analgésicos y, a veces, infiltraciones con corticoides.

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