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combination El esguince de tobillo es la causa más frecuente de consulta en la actividad diaria de Clínica Gastaldi. El baloncesto y el fútbol son los deportes más relacionados con esta patología.
Son mucho más habituales las lesiones del ligamento lateral externo (LLE) que las del ligamento lateral interno (LLI o deltoideo).
LESIONES DEL LLE
El LLE está constituido por tres fascículos: el peroneo-astragalino-anterior, el peroneo-calcáneo y el peroneo-astragalino-posterior. El primero es el que se afecta en la mayoría de los casos. La lesión de los otros dos depende de la intensidad del mecanismo lesional.
Clínicamente, es típico el dolor leve-moderado nada más producirse el mecanismo de supinación forzada del pie (inversión del pie). Con el paso de ls horas, los signos inflamatorios y el dolor aumentan, hasta poder llegar a desencadenar una impotencia funcional franca del tobillo. En algunos casos, con el transcurrir de las horas, vemos un hematoma en la cara lateral del tobillo y del pie, signos de rotura de la vascularización ligamentosa.
En la exploración suele destacar el dolor y la tumefacción por debajo del maleolo peroneal. Es muy importante descartar la existencia de puntos dolorosos en el maleolo interno o en el maleolo externo, lo que nos haría pensar en una lesión ósea. Siempre debemos de explorar la estabilidad lateral, medial y antero-posterior del tobillo. En nuestra opinión, no están justificadas las radiografías funcionales o de estrés del tobillo (muy molestas para el paciente y no nos soportan datos diferenciales de cara al tratamiento definitivo de la lesión ligamentosa).
La radiología simple es una prueba complementaria que nos permite descartar lesiones óseas asociadas. Cuando ésta es negativa y la exploración favorable, el diagnóstico de esguince es un hecho. Según la intensidad de los signos inflamatorios y de acuerdo con el grado de estabilidad que objetivemos, clasificaremos el esguince en uno de los siguientes tipos:
- Tipo I: rotura fibrilar del ligamento.
- Tipo II: rotura parcial del ligamento.
- Tipo III: rotura completa del ligamento.
Nuestro criterio respecto al tratamiento del esguince de tobillo (independientemente del grado) es que con el que mejores resultados conseguimos es con el funcional (inmovilización con vendaje funcional o con ortesis permitiendo movilidad en flexo-exensión del tobillo de manera precoz). A lo largo de los años de experiencia en este campo, hemos constatado que la cirugía de las roturas completas del LLE se acompañaba de los mismos resultados a medio-largo plazo que el tratamiento funcional. Sin embargo, en las inestabilidades laterales crónicas sintomáticas del tobillo, la reparación quirúrgica se acompaña de resultados superiores al tratamiento conservador o al fisioterápico.
Desaconsejamos el masaje profundo precoz sobre el ligamento lesionado, puesto que el hematoma que se desencadena tras el traumatismo (precursor de la cicatriz ligamentosa posterior) queda dislacerado, evitándose así su correcta progresión hacia el tejido reparativo.
El diagnóstico diferencial de las lesiones del LLE debe de establecerse con las siguientes entidades: fractura de la base del quinto metatarsiano, fractura del maleolo lateral, lesión de los tendones peronés o inestabilidad subastragalina.
LESIONES DEL LLI
La afectación del LLI del tobillo requiere un traumatismo indirecto mediante pronación o eversión del pie.
La sintomatología que previamente hemos descrito para la lesión del LLE, es la misma en este caso, aunque trasladada a la cara medial del tobillo.
Debemos de descartar sistemáticamente una lesión acompañante del maleolo lateral o peroneal, lo que a efectos diagnósticos y de tratamiento, pasaría a comportarse como una fractura bimaleolar. En este sentido, el tratamiento quirúrgico es, en la mayoría de los pacientes, el más indicado.
El diagnóstico diferencial de esta patología lo haremos con: fractura del maleolo interno, lesión del tendón del tibial posterior, fractura de astrágalo. En algunas ocasiones, es importante explorar toda la cara lateral de la pierna ya que, alguna lesión del LLI se asocia a lesiones en el tercio proximal del peroné, que pueden pasar fácilmente desapercibidas.