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online El codo es una articulación compleja que une el brazo con el antebrazo. En él articulan a la vez tres huesos: el húmero, el cúbito y el radio. Estos dos últimos lo hacen a la vez entre sí permitiendo realizar movimientos de flexo-extensión del codo y de prono-supinación del antebrazo.
Se trata de una zona anatómica con escasa protección de partes blandas (musculatura), por lo que es susceptible de lesionarse tanto por mecanismos directos como indirectos (caídas con apoyo de la mano, por ejemplo).
Como en el resto de articulaciones del organismo, el codo puede beneficiarse de un tratamiento artroscópico en ciertas patologías que, sin duda, tienen una alta prevalencia tanto en la población general como en el contexto deportivo (lanzadores de peso, jabalina, béisbol, pelota valenciana, etc.)
Las indicaciones más frecuentes de la artroscopia de codo son:
- Cuerpos libres intra-articulares: es la indicación más habitual. Se caracterizan por el dolor y los bloqueos articulares. Son fragmentos de cartílago (condrales) o de hueso y cartílago (osteo-condrales) que se producen tras fracturas o luxaciones, o bien en casos de microtraumatismos repetidos. En numerosas ocasiones, estos cuerpos libres se encuentran sinovializados (rodeados de tejido sinovial) y su extracción se hace más difícil. Cuando el origen de los fragmentos condrales u osteo-condrales son lesiones cartilaginosas, el pronóstico tras la artroscopia se ensombrece y es habitual que queden dolores residuales.
- Osteocondritis disecante: se trata de una alteración en la osificación del cóndilo humeral (habitualmente el externo) en la infancia. También se denomina enfermedad de Panner. Puede tratarse con inmovilización y reposo, aunque es ciertos casos se fragmenta este núcleo de osificación, liberándose un fragmento que queda intra-articular.
- Conflictos sinoviales: suelen producirse en el área postero-externa del codo y obedecen a una hipertrofia (aumento del tamaño) del tejido sinovial que existe entre el cóndilo humeral externo y la cabeza del radio. Ésta se suele producir en las epicondilitis o tras traumatismos en valgo repetidos en el codo. Clínicamente provoca dolor intenso y bloqueos articulares.
- Artritis infecciosas: mediante la artroscopia, realizamos una toma de muestra del líquido y del tejido sinovial para estudio microbiológico. Asimismo nos permite realizar una lavado con sinovectomía del tejido susceptible de presentar signos de mala vascularización.
- Patologías sinoviales: ciertas enfermedades reumáticas producen sinovitis y artritis de repetición que pueden ser tratadas mediante sinovectomía (extirpación del tejido sinovial) artroscópica.
- Rigidez articular: las fracturas o la artrosis del codo pueden condicionar limitaciones importantes de la movilidad del mismo que condicionen las actividades de los pacientes. La artroscopia permite extirpar los crecimientos óseos anómalos y los cuerpos libres, así como eliminar las adherencias articulares mediante el gesto técnico denominado artrolisis. Normalmente la mejoría de la movilidad es mayor en los grados leves de rigidez. Sin embargo, cualquier mejoría de la flexión o la extensión del codo permite aumentar las actividades que realizamos a diario, evitando sobrecargas y vicios posturales en el hombro o la muñeca.